Yo me nutrí con el rock.
Gracias al rock dejé las calles, las navajas y las cadenas, y agarré una
guitarra. Dejé la campera de cuero y las pandillas. El rock me salvó. Me salvó
de que fuera quizás un delincuente.
Cita de: Pipo Lernoud, et
al: Enciclopedia Rock Nacional 30 Años (pag. 9), Buenos Aires:
Mordisco, 1996.
Palabra de Sandro.
Corría el año 1945 cuando nace Sandro,
con el nombre de Roberto Sánchez. Dos meses después, en Buenos Aires, pasó que
sindicalistas y trabajadores se movilizaron para exigir la liberación de Juan
Domingo Perón. Ese día se considera como el nacimiento del peronismo. Diez años
atrás había nacido Elvis Presley, el ídolo estadounidense del ídolo argentino.
Sandro crece en un conventillo de Valentín Alsina, ciudad del partido de Lanús.
Elvis en Tupelo, Misisipi. A los 13 años, Sandro, deja de estudiar para ponerse
a trabajar y ayudar a sus viejos. Elvis se muda a los 13 años a Memphis,
Teenessee. El abuelo de Sandro era gitano. Una de las tatarabuelas de Elvis era
Cherokee. Sandro tenía a las nenas. Elvis, no. Usted se preguntará qué hago
hablando de Sandro de América, de Elvis, de Perón y del rock todo junto. No se
lo pregunte más. Sacando a Perón, el resto es un triángulo virtuoso.
Sandro estaba más bueno que comer con la mano. |
Sandro tenía la voz de Elvis y su pelo, los movimientos de
Tom Jones y el qué sé yo del gitano. Las chicas se volvían locas, era como un
dios en la tierra que las tentaba hacia la perdición de la pasión y la
carnalidad. Veían en Sandro sus sueños de romance materializados en un hombre
seductor y rebelde.
Por otro lado, y al
mismo tiempo, surgía la movida beat de La Nueva Ola y del Club del Clan, con
todos sus personajes, que me merecen una gran simpatía pero, que representaban
todo lo “bien” que la juventud podía ser por aquella época. Por ejemplo, estaba
el talentosísimo Ramón Palito Ortega. Sus movimientos parecían los de un sapo
dormido y su semblante era inmutable ante cualquier letra que estuviera
interpretando. Esto nos da un total de 0% de sexapeel. Véalo usted mismo a
continuación:
Palito Ortega y Violeta Rivas haciendo éxitos del Club del Clan.
Sandro, al lado de Ramón y sus amiguitos,
era una mala influencia, al igual que lo había sido el rock en sus comienzos.
Un flaco que creció en un conventillo compartiendo el baño con otras cinco
familias, que para bañarse calentaba el agua con un primus porque olvidate de
agua caliente, que dejó el liceo en el primer año, que fumaba y andaba por la
calle con los muchachones del barrio tomando unas copitas de más las más de las
veces, que todo ese entorno y la poca visión de un futuro prometedor lo iban
perfilando de la peor manera posible.
Pero no.
Las energías del joven Roberto se concentraron en la música de rock and roll y,
en vez de un delincuente, terminó siendo Sandro.
Me he dado cuenta que es más fácil
escribir sobre el por qué personajes como Amy, Kurt, Janis, sobre los que ya
dije lo que me parecía, Elliott Smith, Pete Doherty, Syd Barret, Karen
Carpenter, entre tantos otros que pasaron mal a pesar del rock, que escribir
sobre el por qué el rock puede salvar a alguien. Sandro es de los pocos que me
hacen pensar en que la vida es corta como para ser un pacato reprimido, que hay
que meterle fuego y pasión. Y eso, amigos míos, al Gitano, le sobraba.
Un saludo a las nenas!
Bonus: en 1991 Roberto, Charly y Pedro
Aznar haciendo el tema de nuestros compatriotas Los Shakers: Rompan todo. Sin
palabras. http://vimeo.com/8546015
Agradecimientos: Sebastián Fleitas. Otra nena.
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