La locura, fuente inagotable de conjeturas de
todo tipo, está definida como un determinado tipo de comportamiento que
rechaza las normas sociales establecidas. Yo creo que la locura y el rock
tienen mucho en común. Qué loco! No? Hay muchos que entienden que la locura y el
talento no pueden manifestarse por separado, otros que creen que la locura
involucra altos niveles de nobleza y espontaneidad, y yo pienso que todos
estamos un poco locos, como si existiera una línea recta que representara la
normalidad y todos estamos o más cerca o más lejos, pero nadie está sobre ella.
El rock se trata de no estar sobre la línea, se trata de alejarse de la manera
más original posible de la misma, quizás acercándose a una línea paralela en la
cual se representa la locura normal, porque parecería que hay un paradigma de
lo normal incluso cuando estás loco.
Hoy nos acompañan tres personajes del
rock, tres tipos que si no padecían algún tipo de locura, sabían dónde la vendían.
Syd Barrett (1946 – 2006). Miembro fundador de la
banda Pink Floyd. El primer disco de Pink Floyd, The Piper at the Gates of
Dawn, fue todo compuesto, salvo por una canción, por Syd. Músico y
compositor brillante, inspirador de varios artistas que vinieron después de él,
entre ellos a mi adorado David Bowie. Pero bueno, a Pink Floyd le vino la fama
después de la grabación del primer disco y a Syd le empezaron a dar unos
ataques medios raros. Al año siguiente lo fletaron del grupo. No sé si fue el representante
o si fue Roger Waters, pero lo fáctico es que lo rajaron. Para Barrett la
música era una experiencia que distaba mucho de lo que era una banda de rock
normal. Prefería agarrar la guitarra y ponerse a hacer cualquier cosa que se le
ocurriera en el momento con ella, experimentando así, ayudado con un poquito de
LSD, sensaciones extremadamente profundas. Pero el resto de Pink quería un
compositor, guitarrista y cantante normal, que se subiera a un escenario y que
cantara y tocara las canciones de la lista, que fuera predecible, que rompiera
guitarras y esas cosas. Y esas cosas no se estaban pudiendo pretender de
Barrett. Su forma de actuar se volvió más y más errática hasta que se fue a la
casa de la madre y se encerró para siempre. Tuvo ocasionales pasadas por los
estudios de grabación, pero la verdad es que ya vivía en otro mundo. Una
verdadera lástima, con lo rico pibe que era. Un día la mamá de Syd dejó que un
par de periodistas hablaran con él y le preguntaron si le sonaba el nombre
Roger Waters y dijo algo así como: “no, ni idea che, no me suena”.
Keith Moon (1946 – 1978). Baterista, y
muy bueno, de The Who. Yo creo que se podrían escribir libros enteros de todo
lo que rompió, quemó, explotó y tiro por el aire este chiquilín. Todas sus
gansadas le valieron el apodo de “Moon el lunático” (en inglés “Moon the
loon”). Que era una persona nerviosita se veía a la legua. Hacía caras, se
movía, se paraba, se sentaba, saltaba, todo mientras tocaba la batería. Pero
eso no era nada muchachos. Yo creo que ni el propio Charly García, cuando
escribió Demoliendo hoteles, se imaginó algo así. Pete Townshend, dijo una vez:
Un día estaba en la habitación de Keith y le dije, “¿Puedo usar tu cagadero?”
Él sonrió y dijo: “Claro”. Fui allí y no había baño, sólo una especie de curva
en S, y pensé “Cristo, ¿que pasó?” Él dijo, “Bueno, era una bomba cereza a
punto de estallar en mi mano y la tiré por el inodoro para evitar que
explotara”. Así que le dije, “¿Son tan poderosas?” y él dijo, “Sí, ¡es
increíble!”. Así que le dije, “¿Cuántas de ellas has conseguido?” con el miedo
en mis ojos. Él se rió y dijo, “Quinientas”, y abrió una caja llena hasta el
tope con ellas. Y por supuesto, desde ese momento nos echaron de todos los
hoteles en que hemos estado. Pero no sólo sufrían los hoteles, Keith tiraba
muebles por las ventanas de las casas de sus amigos, de su propia casa, prendía
fuego edificios y departamentos. Pero esas boberías lo cansaron pronto, su
debilidad era dinamitar cosas. De todos los explosivos existentes, descubrió
que la dinamita era su predilecta. Si en los hoteles se demoraban con el room
service, el baño explotaba, si le pedían que bajara la música en su habitación,
el baño explotaba, si había mucha gente alrededor, algo explotaba. Lo de Moon
era patológico. Además de explotar cosas, se daba con cualquier tipo de
medicamento, tranquilizante, droga, para humanos y para animales por igual. El
loco sabía que la iba a quedar tarde o temprano y se lo tomaba con muchos
tranquilizantes, de hecho, cuando se murió le encontraron como treinta
pastillitas en la panza.
Brian antes de pegar el estirón para el costado. |
Brian Wilson (1942 – sigue vivo!). Brian
fue el hacedor de The Beach Boys. Por si no lo recuerdan, cuando salieron los
mejores 500 discos de la historia según la RS, el primero fue el Sargent
Pepper’s de los Beatles y el segundo fue Pet Sounds de los Beach. Wilson estaba
un poco desquiciado en el sentido de querer grabar, a toda costa, un álbum que
fuera mejor que el Rubber Soul de los Beatles, un álbum que fuera mejor que Pet
Sounds. Y en ese proceso de creación, bajo la presión de hacer el mejor disco
hasta el momento, es que le empezó a saltar la térmica. Supongo que
influenciado por su vena surf, su paranoia tomó elementos playísticos: tocaba
el piano arriba de un cajón lleno de arena para poder sentirse cercano al mar,
metía la cabeza adentro de peceras, bañeras, o cualquier cosa llena de agua en
donde pudiera meterla, y desarrolló una fobia extrema al fuego. Por otro lado,
recuerdan a Phil Spector? Phil había sido productor, entre otras famosas bandas,
de los Beatles y sus especiales técnicas de grabación eran muy admiradas por
Wilson que, a manera de homenaje, utilizó las mismas iniciales de Phil en su
disco Pet Sounds (PS – Phil Spector – Pet Sounds). Pero mientras Wilson trataba
de grabar el mejor disco, le entró una persecuta importante: estaba convencido
de que Spector lo espiaba y le mandaba mensajes subliminales. Para colmo,
escuchaba vocesitas en su cabecita. Pasaba el tiempo y el tan famoso mejor
disco del mundo que prometía Brian no avanzaba y no avanzaba, aunque había
varias canciones grabadas. Al tiempo hubo una ola de incendios en Los Ángeles,
donde residía Brian, y éste quedó totalmente asustado. Para colmo, por esos
días se empieza a escuchar en las radios lo nuevo de los Beatles, Strawberry
fields forever. Cuando Wilson escucha esa canción se le pincha el globo, los
Beatles ya habían hecho lo que él quería hacer, ya era demasiado tarde. El
proyecto del nuevo mejor disco del mundo se canceló y en un ataque de paranoia
quemó todo lo que había grabado hasta el momento. Una vez que los Beatles sacan
el Sargent Pepper’s, Brian no escribe más música para los Beach ni para nadie
más y se va a la casa por un muy buen tiempo.
Me encanta Don't worry baby.