martes, 17 de febrero de 2015

Ready Freddie (para la entrevista)?

Creo que de las cosas que más me gustan de Freddie es cuando termina una oración que le está diciendo a alguien con un “Darling”. Amo eso de Freddie. Hay una entrevista que le hacen en Viena y, como todos sabemos, a Freddie no le gustaba nada sentarse a hablar de boludeces con los reporteros (¿Reporteros? ¿Por qué estoy usando esa palabra que parece sacada de una película doblada en México? Usaría periodista, pero periodista es una profesión y que alguien se ponga a hacerle preguntas que cualquiera podría hacerle a otra persona creo que no lo es. En fin. Sigamos. Como iba diciendo…), entonces el reportero (me sigue sonando horrible, pero bueno) le pregunta algo así como que si le gustaba lo que hacía, si disfrutaba de un día de trabajo en el estudio de grabación como había sido ese día y Freddie le contesta: “amo mi trabajo, pero odio hablar con personas como tú”. Pero como Freddie era toda una queen, tenía que matizar la crudeza de su respuesta y le termina encajando: “eres la última persona con la que me toca hablar así que, probablemente, obtengas la mejor entrevista, darling”. ¡No es lo mismo! ¿Se dan cuenta? No es lo mismo que ese darling esté o no esté al final de esa oración (a partir de este momento finaliza el horario de protección al menor y lo que sigue a continuación debe leerse con un tono de discurso panfletario y emotivo, como si lo estuviera diciendo un presidente populista, pongamoslé). Porque decirle querido a alguien, es mostrar respeto y, a la vez, destruir las barreras de la desconfianza. Porque lo que nos falta como sociedad es decir más darling al final de cada oración que le digamos a un desconocido y así romper los muros que nos separan como seres humanos que, aunque seamos muy distintos por afuera, somos lo mismo por adentro, nos guste o no nos guste, señores.

Disculpen el arrebato, pero bueno, me pongo así a veces. Ya me estoy tratando, no se preocupen. Es con una profesional muy buena. Todo bajo control.

Como les iba diciendo, esa es una de las cosas que más me gusta de Freddie. Pero obviamente no termina ahí el tema del guste para con él. Aunque a Freddie no le gustaba dar entrevistas, como aquella vez en Hungría, donde estaba paseando en un barquito por el Danubio y al bajarse uno de entre la multitud de gente y prensa le grita: “Interview?” y Freddie se para, lo mira, y le dice: “Oh, don’t be ridiculous!” y sigue bajando las escaleritas del barco; en las que concedió dijo de las cosas más desopilantes que le he escuchado decir a un músico. O sea, be honest, no hay nada más aburrido que escuchar a un músico hablar sobre el proceso creativo de una canción o un disco. No hay necesidad de aburrir al espectador con cosas que realmente no le importan a nadie (CH) y Freddie lo sabía.

Aunque quiero creer que hubo una entrevista que sí le gustó a Freddie. En 1981, cuando Queen recorre América del Sur, llegando a Argentina, Brasil y Venezuela, cuando se presentaron en el estadio de Vélez Sarsfield, en Buenos Aires, hubo una entrevista que le hace la mismísima (y uruguaya) China Zorrilla. Y China, al igual que yo, quedó embobada con Freddie. China, muchos años después dijo:

Freddie en una de las entrevistas. 
Se tapaba la boca al reírse porque 
tenía dientes supernumerarios* y 
no le gustaba mostrarlos.
“Le hice un reportaje (nótese que utiliza la palabra reportaje, es decir, que la hace un reportero)  hace 30 años y él se quedó impresionado con lo firme que estaba yo. Era muy joven él. Estuve diez minutos charlando. Y, la verdad, no te voy a inventar, me enamoré de ese tipo. Absolutamente era un ser irresistible. (…) No sabía muy bien quién era en ese momento, pero me encantó. Yo le dije que me cuente de su vida y también qué música cantaba. Parece que le encantó porque estaba harto del piropo y del elogio. Como yo hablo bastante bien inglés, ese día estaba bastante canchera. Y así fui descubriendo a ese flaco feo sin darle mucha importancia. Pero sin duda me había encantado. Fue muy gracioso. Recuerdo que estaba en Montevideo”.

Qué grosa, China! Estaba realmente canchera y le dijo que había pila de gente en Uruguay que le encantaba Queen. O sea, Freddie supo qué era Uruguay! En otra entrevista le preguntaron a qué personaje de la historia le gustaría conocer y él dice: “A María Antonieta”. Y el entrevistador (creo que esta palabra sí está buena) indaga acerca de qué conversaría con ella y Freddie le contesta: “Sobre joyas”. Aplauso cerrado. O la vez que llega a Brasil con Queen y hay como 250.000 entradas vendidas y le preguntan, antes de subir al escenario, qué se sentía tocar ante más de 200.000 personas y Freddie les dice: “No sé, todavía no lo hicimos”. Eso siempre me gustó de Freddie. No le importaba impresionar, ni quedar como un culto, al final del día ¿qué importa?. ¿Y lo que más más más me gusta de él saben qué es? Que se reía de sí mismo.

Por favor, (en serio) no se pierdan la entrevista que le hizo la simpática Gloria María a Freddie la vez que Queen tocó en el Rock in Rio, en la preciosa Barra de Tijuca, en 1981. No tiene ningún tipo de desperdicio.



* Dientes supernumerarios: tener más dientes en la boca de lo normal. Freddie tenía 36 dientes y nunca se sacó los que le sobraban porque pensaba que podría alterar la forma en que su voz resonaba. 

(CH): Chascarrillo. Comentario jocoso que no quiere decir que lo piense de verdad.